Quizá el título te llame un poco la atención y te estés preguntando: ¿en serio, Laura? La verdad, detrás de ello se esconde una historia que pocos conocen, pero te la quiero contar para que me entiendas mejor.
Así comenzó todo…
Mi relación con la escritura ha sido complicada. Sí, como en toda relación. Tuvimos momentos de amor, momentos de odio, momentos de separación, ya te podrás hacer una idea. Nuestro encuentro no fue de película y capaz no llegue a ser un Best-Seller en Amazon, pero merece ser contado para que entiendas cómo llegué a convertirme en autora. No fue de casualidad. Todo tiene su razón.
Me fui enamorando de la escritura con lágrimas en los ojos, con una depresión crónica, con un luto que llevaba cargando desde hacía unos 6 meses y con el corazón negro. Me encontraba en plena duda existencial y con la pregunta de,
«si estaba haciendo lo que había soñado y si me encontraba en el sitio adecuado». Como ves, nada fácil y con mucha presión sobre los hombros que me hundía más.
Todo comenzó el día que decidí poner en «pausa» mi relación con la escritura. Ese fui el día que me tocó empacar mi ropa, los recuerdos de mi juventud, las pocas cosas que tenía y las metí en la maleta para emigrar hacia Europa hacia un viaje sin saber si tenía retorno. El plan era llegar a España con la idea de estudiar en máster durante un año en una de las mejores universidades de país.
La ciudad cosmopolita de Madrid me abrió sus puertas y me regaló nuevos conocimientos, ricos manjares, buenos recuerdos y un sin fin de aventuras que perdurarán. Con sus días grises y claros no me podía quejar. Aprendí todo lo que tenía que saber para crear y consolidar una empresa audiovisual. Sí, ese era mi plan, solo que no sabía hasta después que sería en otra área en la que me especializaría.
Tras culminar los estudios tomé la decisión de aventurarme hacia Alemania para hacer de mi sueño de aprender el idioma una realidad y expandir mis conocimientos culturales. ¡Nada fácil, eh! Pero ahí seguía, empeñada en que mi destino era vivir ahí y que encontraría mi propósito. 4 años pasaron. Era el 2016 y seguía sin levantar la pluma.
En una primavera, las malas noticias llegaron con mayor peso. El ser más preciado de mi vida, la persona que consideraba mi modelo a seguir en el emprendimiento, la guerrera que me enseñó a ser yo misma, a ser fuerte y a luchar por mis sueños, se encontraba en sus últimos días tras 2 años intensos en su lucha contra el cáncer.
Ahí estaba yo, con el teléfono en una mano y un par de toallitas desechables en la otra, escuchando la falta de respiración de mi mamá y su llanto insostenible que me decía:
«A la abuela no le queda mucho, Laurita. Te la voy a pasar para que te despidas de ella»
¿WHAT? ¿Qué le podía decir? Aún me quedaba mucho que contarle, aún la necesitaba, sin ella no era nadie, no era fuerte. Ella era mi pilar. Ella me enseñó a defenderme contra viento y marea. Todo el amor que no recibí mientras crecía, me lo dio ella sin pedir nada a cambio. Su amor era incondicional. Cuando pensaba que lo peor había pasado, me di cuenta que estaba equivocada.
El dolor que sentí en ese momento, no lo podía comparar con lo que me tocaría vivir los meses siguientes.
Hundida en una depresión que crecía con los días, un dolor en el pecho y en el alma, la cabeza dispersa y una fatiga crónica que no se mejoraba con 12 horas de sueño, seguía «mi rutina diaria» como si nada. El café no ayudaba a mantenerme despierta y ya ni sabía qué día era. El trabajo me daba igual. Todo me daba igual.
Una publicación llegó por mensaje interno a mi perfil de Instagram, despertando mi atención y mi curiosidad. Era un concurso literario que ofrecía Amazon cada año. «Sé que te gusta escribir y pensé que quizás te podía interesar», decía el mensaje. No había escuchado del concurso y de repente llegó a mí como si fuera una señal del destino. Empecé a recordar mis historias y los cursos incompletos que dejé de escritura por falta de coraje, perseverancia y confianza.
Miré con detalle las condiciones y los requisitos. En resumen, había que crear un historia de la nada, libre y de propia autoría. Tenía 6 meses. 6 meses. ¿Whaaat? Después de pensarlo varios días, dije: Vale, manos a la obra. Un mes había pasado desde que tomé la decisión y no tenía ni un personaje ni la trama. <<¡Miércoles! No voy a lograrlo. Mi cabeza está en off y las musas no sé dónde están>> Mientras más le daba vueltas, peor era. De pronto y de la nada, todo llegó a mí.
Me puse en marcha y empecé escribiendo una historia ficticia basada en la locación dónde trabajaba y en el ambiente, el transporte y la cultura del país y de los habitantes dónde habitaba. Empecé creando un personaje, luego otro, seguido de la trama, las escenas, el diálogo y así. Me inspiré en compañeros y colegas para crear la esencia de los personajes. La trama era la misma que la mía:
La búsqueda eterna de mi verdadera identidad.
Creé mi alter ego masculino. ¡Qué difícil fue meterse en la cabeza de un hombre! Decidí que el protagonista fuera un hombre, porque pensé que era la mejor forma de escribir y evitar recibir críticas destructivas. Pensaba que estaría mal visto que la historia fuera narrada por una mujer. ¿La razón oculta? No me consideraba escritora.
Me compré un cuaderno y con boli en mano me dispuse a escribir en todas partes y a cualquiera hora. El tren se convirtió en mi segunda oficina y mi locación de inspiración. Lo único que tenía que hacer era transcribir lo que veía, lo que oía, lo que sentía, lo que olía en palabras escritas y darle un toque fantasioso que fuese de la mano con la historia para hacerlo más real y más creíble.
Entre más inspirada estaba, más escribía y entre más lo hacía, me empezaba a sentir mejor conmigo misma y a sanar.
Encontré en la escritura una forma de salvación, de sanación y de terapia. Con el manuscrito terminado, editado y corregido, lo autopublique. El duelo me llevó a convertirme en autora. Ella fue la luz que me guió a retomar lo que había abandonado. Desde ese día, mi sed por seguir aprendiendo creció más.
Me empecé a formar como escritora y abrí un blog que llevaba el mismo nombre para compartir lo que aprendía. Dos años después, en el 2018, decidí emprender mi negocio digital. Me tomé un año sabático para crear desde la idea principal, la estructura interna y externa hasta la imagen corporativa y el contenido.
Mi abuela fue la que me impulsó a crear mi novela de ficción Imperio del Trono y que, posteriormente, se convirtió en una trilogía de fantasía para el público adulto joven y Cuentos de la Nena nació de la mano, para ayudar a mujeres emprendedoras a empoderarse como escritoras y a convertirse en autoras autopublicadas, mientras plasman sus palabras en papel y en digital.
Cuentos de la Nena, es la Escuela para Escritoras y Comunicadoras que te ayuda a ti, mujer emprendedora a, escribir, editar, autopublicar y promocionar tu propio libro de Marca Personal, para que ganes visibilidad, reputación y autoridad y puedas posicionarte con tu libro como referente en tu sector.
Con el duelo de mi abuela pude reencarnar desde el luto hasta convertirme en una autora de élite y renacer en una nueva vida que me llevaría a ser la empresaria que tanto quería y anhelaba ser y por la que tanto me había formado.
Fin
Hola Laura.
Me fascinó tu historia u aunque toda lo que te llevo a cumplir tan maravilloso sueño fue la perdida de un ser tan querido es inspirador.
Te cuento, que hasta el momento no he escrito ni me primer ensayo, nimguna historia y mucho menos un pequeño libro, pero me encantaría poder dar a la luz del mundo un poco de todo lo que mi corazón y alma viven cada día. Gracias por permitirme conocer tu experiencia
Holi Ysbelia,
Muchísimas gracias a ti leer por leerme. La verdad, no fue fácil escribirla y lloré un par de veces mientras lo hacía. Pero creo que vale la pena abrir nuestros corazones y dejarnos expuestos para que más gente nos conozca y vea de lo que estamos hechos. Al final, toda nuestra vida está conformada por historias que nos lleva hacia donde estamos ahora mismo. Espero que algún día tú también te animes a escribir, bien sea en un cuento, en un libro, en un ensayo o en un simple artículo de blog. ¡Me encantará leerte! Prometo traer más historias como estas por aquí. Te mando un abrazo. Con cariño, Lau.